Sinecismos o la ciudad (casi) invisible

Estamos acostumbrados a pensar las ciudades como algo continuo y muy "sólido". En nuestro fuero interno todas las ciudades están rodeadas de campo, es decir, no hay campo dentro de la ciudad. Sin embargo, la ciudad antes que un espacio físico es un espacio de relaciones.
Esto se ve con claridad en la antigüedad. La ciudad de Roma se formó a partir de un espacio de encuentro social de varios asentamientos de los alrededores. El proceso se llama sinecismo y estuvo en el origen de las ciudades autogestionadas (polis) de la antigüedad clásica. Varios grupos humanos con intereses compartidos y distribuidos en distintos núcleos cercanos pero independientes edificaban un centro urbano común en el que desarrollar las actividades propiamente urbanas. En el caso de Roma parece que este centro de carácter urbano fue, ya en época etrusca, un centro de intercambios comerciales al pie de la colina del Capitolio. Es lo que luego se convirtió en el foro de Roma, centro urbano, político, administrativo y religioso de la ciudad imperial. Pero es importante saber que nació como centro urbano antes de que Roma fuera una ciudad. Era el centro urbano de un conjunto de aldeas de los alrededores entre las que ya se habían establecido relaciones de carácter urbano. Era el centro urbano de una Roma virtual que con el tiempo se iría materializando hasta convertirse en la Roma histórica, compacta, de varios cientos de miles de habitantes que conocemos.
Esta idea del sinecismo, aunque solo aplicable en rigor al nacimiento de la ciudad de la antigüedad clásica, es muy útil para entender fenómenos urbanos incipientes de hoy en día, sobre todo en el mundo rural, tan desatendido por la legislación urbanística, que desconoce por completo sus modelos espaciales.
Con relativa frecuencia nos encontramos, sobre todo en pequeños pueblos de municipios rurales, conjuntos de pequeños barrios de campesinos que se nutren socialmente, o sea, no solo a nivel del abastecimiento para cubrir las necesidades básicas, de un espacio urbanizado independiente donde se localizan espacios comunes tales como la plaza del pueblo, el ayuntamiento, la iglesia, el centro  sociocultural, el club de jubilados, etc.
No hablamos de las distintas pedanías rurales de un municipio que acuden a la cabecera municipal en contadas ocasiones, ni de aldeas dispersas en medio de la naturaleza, sino de verdaderos núcleos urbanos cuya población está distribuida en pequeños barrios que existen como "desmembrados" del tronco común pero a una distancia, digámoslo así, de tiro de piedra y con el que tienen vínculos cotidianos y de vecindad como en cualquier ciudad.
Es complicado abordar la realidad de estos núcleos con las herramientas urbanísticas de la legislación vigente: los caminos que unen los distintos barrios entre sí y con el centro ¿deben tratarse como calles? En realidad funcionan como tales, pero son un tipo especial de calle que cruza el campo y que tiene un determinado tipo de tráfico ¿Deben de tener alumbrado público? Probablemente no (o sí) ¿Deben reunir condiciones de accesibilidad? Desde luego sí deberían de resultar más accesibles que cualquier camino rural, carecer de baches, tener un tratamiento superficial y una anchura adecuados para su función de acceso a instalaciones básicas del pueblo y de simple paseo y espacio de encuentro entre vecinos en horas de ocio y de trabajo, como "calles" que son del espacio común que es la ciudad, aunque discurran por el campo.
Pero sobre todo, ninguno de los barrios se debería tratar como un núcleo autónomo que tenga que cumplir condiciones urbanísticas que solo cabe aplicar a la ciudad o núcleo urbano en su conjunto.
Más importante aún, a la hora de elaborar el plan urbanístico correspondiente habría que decidir en primer lugar si lo que se quiere es compactar el espacio rural intermedio urbanizándolo y crear así la "Roma real" a la que sus vecinos pudieran estar aspirando secretamente o si es mejor, porque los vecinos no tienen aspiraciones "imperiales", seguir planificando esa ciudad, que dificilmente se percibe de una vez como ciudad, como la verdadera ciudad que es, aunque más de la mitad de ella sea "invisible".
El caso más extremo de ciudad invisible lo he encontrado recientemente en un libro, porque solo un libro puede reconstruir lo que sucedió hace más de 15.000 años. Si hubiéramos vivido en esa época en el sur de Francia habríamos presenciado lo que es una ciudad sin "cuerpo", o sea, sin sostén urbanístico ninguno. Hoy, sin los habitantes que le daban vida y estructura con sus acciones, solo hay naturaleza. Pero no porque los milenios, como en casos mucho más recientes en la historia, hayan destruido la ciudad una vez abandonada por sus ocupantes. No. La misma naturaleza que contemplamos hoy era entonces ciudad, ciudad tan invisible como hoy. Escuchemos a la autora:

El gigantesco abrigo parece haber sido un lugar de encuentro, un refugio en el que coincidían varios grupos pequeños durante una época concreta del año, sobre todo en otoño....Es fácil de entender por qué eligieron este abrigo precisamente. No tenían que estar apiñados, pues el espacio protegido bajo la cornisa equivale al tamaño de dos pistas de tenis modernas... está situado a pocos metros de un río... las personas... podían contemplar la puesta de sol y tenían vistas sobre el agua, como las viviendas más solicitadas a los agentes inmobiliarios en la actualidad... Seguramente [sus habitantes] vivían aislados en pequeños grupos durante la mayor parte del año... [Aquí] podrían conocer gente. Podían celebrar fiestas y ceremonias. Los jóvenes podían encontrar pareja, los mayores se sentarían alrededor de los fuegos e intercambiarían experiencias, y había comida suficiente para todos... Visitar Laugerie-Haute se asemeja a visitar los restos de un gran lugar de fiesta, en el que mis antepasados lejanos celebraban sus grandes festejos.
(Karin Bojs: "Mi gran familia europea"; Barcelona 2017)

¿Estamos hablando de un simple abrigo en la roca o del centro "urbano" de una verdadera, aunque pequeña, ciudad espiritual que se extendía varios kilómetros a la redonda? Todas nuestras ciudades han nacido de un modo u otro hace al menos 15.000 años en Laugerie-Haute.

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NOTA: La fotografía que encabeza el artículo es del abrigo de Les Eyzies, en la misma zona que el de Laugerie-Haute del que aquí hablamos. El de Laugerie-Haute ha perdido la imponente cornisa de roca que le daba su forma característica y, pese a lo que decimos en la parte final de la entrada, las fotografías actuales no hacen mérito a lo que debió de ser.

BIBLIOGRAFÍA: Para el sinecismo de Roma puede consultarse la monografía "Las ciudades romanas", de Pierre Grimal (Barcelona, 1991). Para el de las polis de la griega clásica hay referencias menos precisas pero interesantes en "Histoire du monde grec antique", de François Lefêvre (Paris, 2007).


Comentarios

  1. Muy interesante el camino de encontrar las causas, para que no avancemos como pollo sin cabeza, sí señor.
    MAAguilar

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