La cara olvidada del urbanismo

Interesante artículo en El País: "4.955 PUEBLOS DE ESPAÑA EN RIESGO DE EXTINCIÓN": http://elpais.com/elpais/2017/02/02/media/1486066904_389254.html

El urbanismo ha dado sistemáticamente la espalda al pequeño municipio rural. Y digo bien: sistemáticamente, porque no tienen cabida en el sistema urbanístico español inaugurado con la ley del suelo de 1956, colofón de la experiencia urbanística en los ensanches de las grandes ciudades desde finales del siglo XIX.
La ley de 1956 fue más sensata que las actuales leyes autonómicas, ya que nunca pretendió ni pensó ser aplicada indiscriminadamente a cualquier población, sino solo a las de los municipios de cierto tamaño y relevancia territorial y con expectativas de desarrollo. Para el resto se conformó con delimitar el perímetro de lo que podía considerarse suelo urbano a los efectos de conceder licencias acordes con los volúmenes existentes y las normas de la legislación civil y de bases del régimen local.
Actualmente, sin embargo, nos encontramos con que la cultura urbanística de la gran ciudad ha pasado a dominar la planificación de pequeños municipios y núcleos de población de carácter netamente rural cuyo mayor problema es la despoblación que no conseguimos frenar. Con ello, lejos de atajar el problema lo agravamos.
Falta una reflexión urbanística sobre el pequeño núcleo rural que o bien es cabeza de municipio o depende de su cabeza municipal y que sufre despoblación crónica. Urge reflexionar sobre qué tipo de espacio urbano necesitan los habitantes que quedan para considerarse parte viva de nuestro mundo y qué puede buscar en este tipo de núcleos urbanos el nuevo habitante y qué perfil tiene (queremos que tenga también, por qué no) este habitante: inmigrante en busca de trabajo, emigrante con raíces profundas en el lugar que busca, quizás, su hogar de retiro (si sabemos ofrecerle las mejoras adecuadas), el ciudadano que busca una segunda residencia, etc., etc. Es este perfil el que nos dará las claves del urbanismo de núcleos rurales, junto con una tipología de estos núcleos, un análisis de sus orígenes y una reflexión seria sobre su viabilidad de la que no se puede excluir la viabilidad económica de las respectivas haciendas locales que son las que tienen que hacer frente a cualquier esfuerzo de renovación y mejora urbana.
Hasta ahora nos hemos limitado a establecer porcentajes de suelos dotacionales vacíos de significado que se han fijado a modo de "rebajas" respecto de los que en su tiempo se fijaron para evitar el hacinamiento de las ciudades dormitorio de las grandes metrópolis y exigir que lo que se planifique esté respaldado por una hacienda local que, sin embargo, suele estar arruinada ¿Tiene sentido esto? No lo parece. Y si lo tiene, no creemos que sea lo principal sino más bien algo que soslaya el problema.

Comentarios