Tendemos a creer que el valor del suelo de la ciudad depende de lo que se puede construir sobre él. Pero esto no es riguroso, porque para que algo (un edificio) que se construye sobre un suelo determinado pueda tener un valor urbano y no rústico ha habido antes que preparar el suelo adecuadamente, transformándolo físicamente por medio de importantes inversiones en infraestructuras que suelen estar ocultas a la vista pero sin las cuales ni el suelo ni, por tanto, el edificio podrían tener el valor que tienen.
Es muy ilustrativa, al respecto, la cita que transcribo a continuación:
"El valor fundamental de la infraestructura es que constituye redes de servicios urbanos 'que ponen en relación física elementos localizados del sistema urbano, crean solidaridad entre espacios y actividades,...' " (El Negocio del Territorio, de Manuel Herce, Madrid 2013; citando en pg. 139 a Gabriel Dupuy)
Es decir, la ciudad es un espacio interconectado por medio de infraestructuras urbanas. Y el soporte físico de ese espacio no son tanto los edificios como el suelo sobre el que éstos se levantan. Es el suelo, por tanto, lo que tiene que estar interconectado.
Que históricamente hayan surgido con frecuencia primero los edificios y luego (este "luego" es más teórico que temporal) la conexión entre los edificios por medio de las infraestructuras urbanas, no quita nada de verdad a lo anterior. Menos aún en la ciudad moderna (postindustrial), en la que lo que es una verdad teórica lo es también práctica: primero se urbaniza, y luego se construye.
"... no puede hablarse de 'lo urbano' sin incorporar al concepto el abastecimiento de agua potable y de energía, la iluminación del espacio público, el alcantarillado de aguas usadas y de lluvia, además de la pavimentación de sus sistema viario" (idem, pg. 142)
(... a lo que habría que añadir al menos el sistema de calles en retícula que garantiza el acceso a todas las parcelas existentes. Pero este es otro tema que hay que abordar de modo independiente por presentar su propia complejidad y imbricarse cada vez más con la arquitectura y los edificios.)
Es muy ilustrativa, al respecto, la cita que transcribo a continuación:
"El valor fundamental de la infraestructura es que constituye redes de servicios urbanos 'que ponen en relación física elementos localizados del sistema urbano, crean solidaridad entre espacios y actividades,...' " (El Negocio del Territorio, de Manuel Herce, Madrid 2013; citando en pg. 139 a Gabriel Dupuy)
Es decir, la ciudad es un espacio interconectado por medio de infraestructuras urbanas. Y el soporte físico de ese espacio no son tanto los edificios como el suelo sobre el que éstos se levantan. Es el suelo, por tanto, lo que tiene que estar interconectado.
Que históricamente hayan surgido con frecuencia primero los edificios y luego (este "luego" es más teórico que temporal) la conexión entre los edificios por medio de las infraestructuras urbanas, no quita nada de verdad a lo anterior. Menos aún en la ciudad moderna (postindustrial), en la que lo que es una verdad teórica lo es también práctica: primero se urbaniza, y luego se construye.
"... no puede hablarse de 'lo urbano' sin incorporar al concepto el abastecimiento de agua potable y de energía, la iluminación del espacio público, el alcantarillado de aguas usadas y de lluvia, además de la pavimentación de sus sistema viario" (idem, pg. 142)
(... a lo que habría que añadir al menos el sistema de calles en retícula que garantiza el acceso a todas las parcelas existentes. Pero este es otro tema que hay que abordar de modo independiente por presentar su propia complejidad y imbricarse cada vez más con la arquitectura y los edificios.)
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